Noviazgo, boda y matrimonio: la experiencia de Isa Berges

¡Buenos días! Bienvenidas al blog de @unainvitadaconestilo. Estoy muy feliz de publicar la segunda entrevista del proyecto «Noviazgo, boda y matrimonio», y hoy tengo la suerte de mostraros la entrevista que le hice a Isa Berges.

Sigo desde hace tiempo a Isa, porque, para mí, ella es INSPIRACIÓN. Me encanta su estilo, y sus fotografías y publicaciones transmiten una esencia especial: personalidad, sensibilidad, autenticidad… son términos que la definen. No sabéis cómo me emocionó que se mostrara interesada en formar parte de este proyecto, ni cuál fue mi alegría al recibir sus respuestas a las preguntas que le mandé.

Este post es un poco más largo que los que publico habitualmente. Es un post para sentarse y leerlo con tranquilidad, calma y reflexionando sobre las palabras de Isa. A continuación, os muestro la entrevista tal cual, ya que no he sido capaz de recortar ninguna parte de la historia de Isa y Jose Manuel: ella la ha transmitido de una manera tan bonita y especial que merece ser leída completa.

Muchas gracias, Isa, por mostrarte tan sincera y contarnos vuestra preciosa historia… No me enredo más, os dejo que la descubráis vosotras mismas… ¡Allá vamos!

¿Cómo comenzó vuestra historia de amor?

Nuestra historia empezó allá por 2009. En plena adolescencia, nuestros caminos se encontraron. Yo tenía 15 años yJosé Manuel 17.

Mi mejor amiga descubrió a José Manuel pasando fotos en la red social (ya vintage) Tuenti. Le pareció un chico diez, con intereses muy parecidos a los nuestros, y me convenció para que le agregáramos ambas. Vivía en una ciudad pequeña del Pirineo, donde mi amiga y yo pasábamos cada verano unos días en las míticas convivencias de verano. Y pensó en agregarle y así conocerle uno de esos días.

Muy cerca de Barbastro, donde vivía José Manuel, hay un Santuario muy famoso en nuestra tierra, Torreciudad. Así que se nos ocurrió a Paula y a mi usar una “mentirijilla» para agregar a José Manuel sin que fuera algo muy evidente. Le dijimos que le habíamos conocido en el “Día de las Familias”, en Torreciudad; es un día en el que van cientos y cientos de familias y gente joven desde distintos puntos de España. Pensamos que si era de Barbastro, entre esos cientos de personas quizá se encontrara él… y sí, al agregarle nos dijo que ese año había ido. La mentirijilla coló. Respiramos tranquilas.

Llegó verano y me aprendí su móvil de memoria porque José Manuel me dijo que iba a veranear muy cerca de donde yo lo hacía (en 2009 no había Whatsapp y sabía que, como soy un poco despistada, de haberlo apuntado lo habría perdido). Dos meses después le llamé, y quedamos para vernos un día en el “Estanque de los Peces”, un lugar emblemático, cercano al paseo marítimo de Comarruga, ya que ambos veraneamos en playas contiguas.

Como he dicho, no tenía ninguna expectativa especial, “virtualmente” José Manuel no me había llamado mucho la atención… Es más, mi objetivo inicial era conseguir que se interesara por mi buena amiga Paula… Pero eso cambió cuando lo conocí.

Fue un flechazo en toda regla, ¡Y fue mutuo!

Acudí a ese encuentro acompañada de mi madre, que no se fiaba de quien pudiera aparecer en esa cita medio “a ciegas”, y quería ver quién era el desconocido que había quedado con “su niña” y solo nos dejó tras comprobar que José Manuel parecía un chico encantador.

Nos fuimos a dar un largo paseo, que resultó inolvidable y que marcó nuestras vidas para siempre. Mi amiga Paula lo entendió perfectamente… de hecho, fue la testigo de nuestra boda ¡quién si no!

Lo cierto es que once años después recordamos perfectamente esa tarde y el primer saludo. Hubo una conexión especial desde el primer momento. Hablamos largo y tendido. Era extraño, como si nos conocieran de toda la vida.

Lo que más me llamó la atención de José Manuel fue su madurez con solo 17 años, la proyección vital que tenía, su ilusión por aprender y su curiosidad. Lo más increíble fue la respuesta que me dio cuando al pedirme salir le pregunté: “¿Cómo sé que vas en serio?”; “Tan en serio como para casarme”, -me dijo-. ¡Y aquí estamos!

¿Qué es, para ti, lo más importante del noviazgo?

El noviazgo es para mí como ese cimiento firme en el que se sostendrá más tarde el matrimonio. Nosotros pasamos 8 años de novios, así que dio tiempo para reconstruir varias veces esa base. No fue fácil. Los primeros meses fueron geniales, porque uno vive “enamoradito perdío». Y, de repente, empiezan a no encajar esquemas, no sale todo como esperabas. Y empiezan las discusiones. Esto al menos fue lo que nos pasó a nosotros.

Hasta que cambiamos. Así, en plural. Porque lo que buscábamos sin darnos cuenta era que cambiara el otro, para construirlo a nuestra manera, como lo habíamos imaginado, como nos gustaría. Y empezamos a entender que la verdadera riqueza era querer al otro tal y como era, con sus imperfecciones. Mejorar juntos, aprender el uno del otro.

¿Lo más importante? La comunicación, la confianza y el respeto. Comunicación es hablar, hablar mucho, hablar de todo. No puede quedar NADA en el tintero antes de la boda. Proyectos de vida, familia, prioridades, metas profesionales… y un largo etcétera.

Confianza es otro pilar que se conjuga con la sinceridad.

También es muy importante el respeto. Hay que admitir que el otro es distinto a nosotros, que puede que no coincida 100% con nosotros, y encontrar allí la riqueza que suma y no resta. Dentro del respeto también está discutir de la mejor manera posible, evitando gritos; y nunca, nunca criticar a tu pareja con amistades o familia. Es como un veneno que puede corroer la relación y debilita el amor.

¿Qué consejos darías a los novios?

Hay que ser mejores amigos, compartir lo bueno y lo malo. Algo que deben tener en cuenta es que el amor nos hace ser mejores. Si durante el noviazgo sienten que han cambiado a mejor durante ese tiempo, es que van por el buen camino.

Como he dicho antes, no tiene nada que ver con que vaya todo perfecto y no haya discusiones. Al contrario, va de ir aprendiendo y dándose al otro. Y eso es exigente. Pero merece la pena.

Os pongo un ejemplo personal. Yo era la persona más impuntual y más desordenada del mundo. Desde que conocí a José Manuel (y con mucha paciencia por su parte), poco a poco fui mejorando. El amor me hizo mejor. José Manuel no ha sido nunca una persona exigente. Me ha ido guiando con cariño, pero diciéndome las cosas para poder cambiar.

¿Cuándo decidisteis casaros?

Decidimos casarnos cuando llevábamos 7 años de noviazgo. Éramos muy jóvenes; nos casamos con 23 y 25 años.

En ese momento, José Manuel vivía en Madrid y yo en Zaragoza. Ambos trabajábamos y decidimos dar un paso. Fue un paso muy meditado, porque yo iba a dejar mi trabajo, mi familia, amigos… para casarme e ir a Madrid. Pero pensamos que la vida se construye por las decisiones que tomamos, y hay algunas que conllevan arriesgarse. Sentíamos que era el momento, después de ese tiempo de conocernos, de dar el sí para siempre, sin límites.

La pedida fue en la playa donde nos conocimos. El verano del 2016, el 13 de agosto por la noche. Yo ya me olía que ese día pasaría. Sin embargo, las horas pasaban y Jose Manuel no daba ninguna señal. Después de cenar en una antigua villa, me acompañó a casa, donde mi madre me esperaba. Ella también intuía que me lo propondría y, aunque yo no lo sabía, tenía ya una botella de champán preparada . Cuando llegamos, Jose Manuel me dijo que cogiera ropa de abrigo y dos toallas de playa. Así lo hice. Cuando bajé, me propuso dar un paseo por la orilla del mar. Una vez allí, me dijo que había algo muy importante, un tesoro, escondido bajo la arena de la playa, y que tenía que encontrarlo. Comenzamos a andar más rápido y llegamos a una zona con barquitos en la arena. Me indicó que debía estar por allí y me puse a remover la arena. Empecé a ponerme nerviosa, pensando en que podrían haberse llevado de allí lo que hubiera enterrado. De repente, algo sonó. Mis dedos habían alcanzado algo. Empecé a desenterrar y allí encontré… una cajita. José Manuel la había enterrado por la mañana y habían estado esperando todo el día para ser descubiertas. Dentro del sobre había una carta emocionante que nos hizo llorar a ambos, José Manuel la leyó de rodillas, la carta acababa con unos puntos suspensivos que José Manuel completó a continuación preguntándome si quería casarse con él.

El anillo no estaba en la cajita pues a José Manuel le pareció arriesgado -normal…- haberlo dejado enterrado todo el día, solo puso la cajita… pero lo sacó de su escondite y me lo puso. Yo me emocioné y simplemente le abracé. Extendimos nuestras toallas bajo un mar de estrellas, que fueron las únicas testigos, y me contó cómo había pensado todo. Al cabo de un rato nos dimos cuenta de que no le había dado el sí todavía y nos reímos. Me lo volvió a pedir y le respondí con el sí definitivo.

Creo que la forma en la que me pidió matrimonio se parece a nuestra forma de ser, fue algo especial, pero sin ser llamativo, algo reservado (no hay más que dos fotos malas con flash por ser de noche) y que guardamos los dos en nuestro corazón.

¿Cómo recuerdas el día de vuestra boda y la preparación?

No diré el típico “el día más feliz de mi vida”, porque para mí fue al día siguiente, ya siendo matrimonio, solos los dos. Pero sí fue un día muy, muy feliz.

Recuerdo los nervios a flor de piel, porque quería que saliera todo bien, que nuestros invitados disfrutaran… Estaba muy nerviosa por la importancia de ese día. El matrimonio es algo tan grande… Realmente sentí que los dos éramos uno, bajo la atenta mirada de Dios, que fue el que juntó nuestros caminos (con el permiso de mi amiga Paula).

¿Qué es para ti lo más importante en una boda?

Es cierto que el día de la boda buscas mil detalles, que la decoración sea bonita, la música, algo especial para los invitados… Y sin duda buscamos todo eso. Pero tenía muy claro desde el principio que todo eso, la celebración en sí, es solo el marco. Que la verdadera obra importante era el momento del “en lo bueno y en lo malo; en la salud y en la enfermedad; todos los días de mi vida”.

Leímos muchas veces esas palabras antes de pronunciarlas en el altar, meditándolas, para ser muy conscientes de su significado.

¿Qué fue lo más bonito del día de tu boda?

Sin duda uno de los momentos más bonitos fue el baile. Este punto es muy especial para nosotros.

José Manuel, aunque no se dedica profesionalmente a ello, es un buen violinista y le encanta la música clásica. Desde pequeño ha admirado a Ara Malikian, uno de losviolinistas más reputados actualmente en España. Dio la casualidad de que ofreció un concierto hace unos años en Aínsa, el pueblecito donde nos casamos. Nos llevamos una sorpresa porque además ¡me sacaron escenario y al acabar el concierto, pudimos conocerle! Todavía le cogimos más cariño. Entre otras canciones, Ara ha compuesto el “Vals de Kairo”, una canción dedicada a su hijo recién nacido. ¡Es una melodía preciosa! A veces va más deprisa, otras más despacio… imitando los primeros pasos del pequeño.

También para nosotros, pensamos, son los primeros pasos en el matrimonio, un matrimonio “recién nacido”… en los que habrá días más bonitos, otros peores…unos días la melodía fluirá y otros sonará más desafinada… pero lo importante es seguir con esa “melodía” cada día, una melodía que no deje nunca de sonar. No es un vals tradicional típico de baile de bodas, pero realizamos una adaptación de la pieza con el fin de que encajase en la apertura del baile, y la verdad quedó muy bonito. Os recomendamos que la escuchéis, seguro que os enamora.

¿Qué consejos darías a futuras novias para el día de su boda?

Les diría que intentaran personalizar al máximo la boda, e incorporar detalles y -si pueden- algún elemento que pertenezca a la familia, trozos de su propia biografía.

Creo que lo bonito está en la sencillez. Por eso, a veces nos preocupamos demasiado por decorar cuando más bien tenemos que pensar qué queremos transmitir. En nuestra boda, cada rincón tenía un significado, un sentido detrás. Utilizamos objetos (pertenecientes a mis abuelos, nuestros de nuestra infancia, objetos vintage…) que hablaban de nosotros y recordaban nuestras aficiones y profesiones respectivas: la lectura, la moda, la pintura y la música…

¿Qué es para ti el matrimonio?

Para mí el matrimonio es sinónimo de donación. Es darse a la otra persona. Es buscar su felicidad, ante todo.

Antes de casarnos, queríamos prepararnos bien, y recuerdo haber leído varios libros. Uno de ellos -Pijama para dos- me marcó. Me hizo darme cuenta de que, para que un matrimonio funcione, cada uno debe buscar hacer feliz al otro. Cuando el amor lleva cuentas (yo he hecho esto por ti y tú no; el año pasado te regalé… y tú me has regalado… etc.) vive ahogado, porque solo basamos nuestra vida en lo que el otro no ha hecho por mi, o en lo que deja de hacer. Cuando ambos tenemos el propósito de buscar lo mejor para el otro y su felicidad, aunque muchas veces nos equivoquemos -y a veces se nos olvida- caminamos con el mismo proyecto común.

¿Qué es para ti el amor verdadero?

Para responder a esta pregunta, os contaré una anécdota.

Creo recordar que fue en tercero de carrera, llevábamos más de cuatro años saliendo. Ese día la profesora que nos daba educación emocional nos habló del amor. Y nos hizo una pregunta: qué creíamos que lo podría definir, en UNA palabra. Nos pidió que pensáramos en alguien que amábamos, y nos preguntáramos qué sentíamos por ella, en una sola palabra.

Recuerdo muchas manos levantadas, y un desfile de palabras intentando definirlo: respeto, cariño, ilusión… La profesora iba negando cada una de ellas… Recuerdo haberme preguntado: ¿Qué es lo que MÁS siento hacia José Manuel? Lo tuve muy claro… admiración. Le admiraba y le admiro por tantas cosas: por su paciencia, por su humildad, por su personalidad, por su serenidad ante las dificultades… Al cabo de una media hora, la profesora dijo precisamente esa palabra. Admiración.

El amor verdadero es admiración. Porque ves en la otra persona alguien con la que compartir TODO: lo bueno, lo malo, lo regular, el tiempo, las aficiones, las enfermedades…

¿Qué cambios ha supuesto el matrimonio en vuestra relación?

Nos ha hecho unirnos completamente. Compartir absolutamente todo. El matrimonio es algo alucinante.

Según tu experiencia, ¿Qué consejo darías a otros matrimonios para vivir el amor en el día a día?

Les diría consejos bastante prácticos.

1) El primero es que nunca, jamás, se vayan enfadados a dormir. Las discusiones hay que solucionarlas. No puede haber hueco para el resentimiento, o al “es que hace dos semanas me dijiste…”. Tenemos que contarnos cómo nos sentimos, si no en el momento pasados unos minutos, para así poder dar soluciones y poder cambiar si es necesario.

2)No usar las palabras “siempre” o “nunca” (“es que tú siempre…” “es que yo nunca…”). Hace falta ser empáticos y saber disculpar. La humildad y el perdón en el matrimonio son fundamentales.

3)Necesario también un tiempo para los dos. Solo los dos. Fin de semana, cenas… Fuimos mejores amigos de novios, y en el matrimonio hay que seguir siéndolo. Tu mejor amigo tiene que ser tu marido; tu mejor amiga tiene que ser tu mujer.

Hasta aquí la entrevista de hoy, ¡espero que os haya servido de inspiración! Yo, personalmente, he disfrutado mucho conociendo la experiencia de Isa.

Muchas gracias, querida lectora, por llegar hasta aquí, por leerme.

Con cariño,

Marta

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