“Manuel y yo nos conocimos en mayo del 2014 en la boda de unos amigos en común. Nos pusieron en la mesa de solteros. Dicen que de una boda sale otra… ¡así sucedió con nosotros!
En mayo del 2016, por nuestro aniversario, pasamos un fin de semana en Marbella, donde yo nací, con la excusa de ir a comer a un restaurante que teníamos ganas de conocer. En un banco, donde yo tenía una foto de pequeña, se declaró”.
Así es como cuenta Ana, la primera novia del blog, su historia de amor con su, ahora ya marido, Manuel.
El sábado por la mañana, la novia fue con su madre y dos amigas a prepararse para la ceremonia al hotel Madinat, donde encontró una sorpresa de su prometido: “Manuel me había dejado una nota con un ramo y una foto nuestra”.
Ana reconoce que estaba tranquila, ¡a pesar de que el coche que tenia que llevarla junto con su padre a la iglesia se retrasó media hora! Como ella cuenta, “no me puse nerviosa en ningún momento, sabía que me iba a casar con el hombre y amigo que quería, rodeados de nuestra familia y amigos, ¡un sueño!”.
El vestido que llevó Ana para su gran día fue hecho a medida por Lola Martín. Ella quería un vestido con el que ir cómoda, algo sencillo, pero con un punto de originalidad.
¿El resultado? El precioso modelo de dos piezas que la novia lució: un body a modo de blusa con pico cruzado, con manga entallada con abotonada; y una falda con un fajín drapeado en la cintura. Escogieron un tejido crepe cadi pesante, que se ajustaba perfectamente a su figura.
Como la novia no quería llevar velo, optó por llevar una larga capa.
Ana siempre ha admirado el trabajo de Suma Cruz, así que decidió escoger esta marca para diseñar su tocado de novia. El resultado fue un espectacular tocado compuesto por dos piezas desiguales y tres estrellas en color oro envejecido, adornados con cristales en tonos pastel. En cuanto a los zapatos, la novia llevó unas sandalias muy cómodas de Pedro Miralles, que adquirió en Zapaterías Calenda. Los pendientes que lució fueron unos diamantes de su abuela materna. También lució una colección de Aristocrazy para los otros agujeros. Para el baile, se los cambió por unos aros de oro de su madre. Como anillo, llevó el de pedida.
El novió llevó un traje a medida en color gris marengo, confeccionado en Fields, de donde también es la camisa azul. La corbata que escogió era de Lester, y los gemelos de plata, regalados por Ana. Los zapatos que escogió fueron unos Oxford clásicos, adquiridos en Berwick 1707.
Las fotografías de la boda corrieron a cargo de Molina&Royo. Del vídeo de boda se encargó Quiero Besarte.
La ceremonia tuvo tugar en la Iglesia San Francisco, en Córdoba, ¡la misma en la que fue la boda en la que Ana y Manuel se conocieron! La decoración floral de la iglesia, así como el ramo de la novia, fueron obra de Andaluflor. Los pajes y damitas fueron ideales con sus conjuntos de First.
Según cuenta la novia, fue la entrada a la iglesia lo que más la emocionó por dos motivos: entrar del brazo de su padre mientras sonaba su canción favorita, “She” de Elvis Costello; y al ver allí a sus abuelos.
Celebraron su enlace en Torre la Barca, en la Hacienda de Bodegas Campos. Fue la perfecta noche de verano. Pusieron una gran mesa de sushi, a cargo de Onakasita. Como recena, sirvieron bocadillos de Bocadi.
QuieroQuiero fue la empresa encargada de planificar el evento. Los novios y sus familiares y amigos tuvieron también un papel muy activo en la preparación de la boda, ya que tanto las invitaciones, los misales, las minutas y los meseros fueron diseñados por ellos.
Los novios entraron a la cena al son de “Dime que me quieres” de Tequila.
Para los detalles de los invitados, confiaron en la Asociación de Cáncer de Córdoba, quienes hicieron unos espejitos para las mujeres. Para los hombres, regalaron puros. En los baños colocaron cestitas para retocarse y kits de recuperación para el día siguiente. En la zona de baile, regalaron zapatos para cambiarse.
La novia entregó dos réplicas de su ramo a dos de sus amigas. “Una de ellas no se imaginaba que iba a dárselo. ¡La pobre se puso a llorar como una loca!”.
Los aperitivos y la cena estuvieron amenizados con jazz y soul, por Ana de Lois. Después de la cena, tuvieron un grupo de versiones de canciones de los 80 y 90, a cargo de Olivetti. Para el baile, los novios escogieron “Contigo” de Joaquín Sabina. El DJ fue a cargo de MySound.
“Cuando apagaron la música y vi que eran las 8 de la mañana no me lo pude creer, ¡no nos quedamos más porque la empresa de autobuses se iba!
Mis amigos nos acompañaron hasta el hotel mientras bailábamos y cantábamos muertos de risa… fue una noche mágica.
Al día siguiente, cenamos todos juntos rememorando todas las anécdotas y viendo las fotos del fotomatón que pusimos en la zona de baile con las dedicatorias de todos”. Así cuenta Ana cómo acabó un día tan especial para ella y para Manuel.
¡Muchas gracias por compartir vuestra experiencia en el blog!
Y os deseamos muchísima felicidad en vuestro matrimonio.
Con mucho cariño,
Marta