Clara y Alfredo se casaron el 19 de mayo de 2018 en Córdoba.
Ella es cordobesa y él, madrileño. Coincidieron en Viena, donde ambos hacían su Erasmus, y fue allí, desde el momento de las presentaciones, donde se enamoraron. “Lo que en algún momento pensamos que sería nuestro año de salir sin parar se convirtió en: viajar, viajar y viajar juntos… visitamos 9 países en 9 meses; y en ayudar, ya que estuvimos como voluntarios en distintas organizaciones, residencias de ancianos, campaña de navidad, recogidas de juguetes, etc. Fue alucinante”, cuenta Clara.
Tras cuatro años de noviazgo, la pareja decidió dar un paso más y pasar por el altar.
Para este día tan especial, Clara confió en la diseñadora Flor Fuertes, quien le confeccionó su precioso vestido de crepe de seda y cuerpo con gasa. Clara lució de maravilla el diseño con espalda cruzada y escote de pico.
En cuanto a los zapatos que llevó la novia, fueron un modelo de Salo color verde que se anudan a la pierna con una cinta de terciopelo, muy similares a los que llevaron las damitas de honor. Ellas fueron vestidas de Teresa y Leticia.
En Mimoki diseñaron la corona de acero con flores naturales que la novia lució como tocado.
Mac Estilistas Córdoba fueron los encargados del peinado y maquillaje de Clara.
Las joyas que la novia llevó ese día fueron el anillo de pedida y unos pendientes prestados por su madre.
El novio, por su parte, lució un chaqué azul marino de Silbon. El chaleco verde fue obra de La Fábrica de Camisas y, la corbata, de El Ganso. Los zapatos que llevó eran un modelo clásico de Bowtie. Lució el reloj de pedida, un Tag Heurer Carrera, y unos gemelos que pertenecen a la familia.
La ceremonia tuvo lugar en la Iglesia de San Nicolás de la Villa. Los novios escogieron una orquesta compuesta por dos violines, un chelo y una voz tenor. De la decoración floral se hizo cargo Paloma Recio, de El puentecillo.
Tras haberse dado el sí quiero, el matrimonio y sus familiares y amigos fueron a celebrarlo a Torre de La Barca, el cortijo andaluz de Bodegas Campos. Escogieron esta opción para el catering ya que, según afirma la novia, “con ellos aciertas seguro”.
Para amenizar el cóctel y el baile, contaron con el violinista cordobés José Milán. Para los peques, reservaron un salón apartado en el que pusieron castillos hinchables, karts y juegos de animación. La boda de Clara y Alfredo estuvo lleva de detalles preciosos. La madre de la novia fue la encargada de pintar los misales y las minutas. El novio se encargó de pintar los meseros: cada mesa era un lugar de Viena especial para la pareja. En las mesas, las mujeres encontraron bolsitas de tela con su nombre (también hechas por la madre de la novia), que contenían laca de uñas y labiales de L’Oréal. Además, las embarazadas recibieron un chupete con el nombre de sus futuros bebés y, las parejas prometidas, un calendario para organizar su boda. Para sus compañeras de trabajo en L’Oréal, unos abanicos hechos por la madre de la novia (¡qué gran artista!).
Las alpargatas con diseños andaluces que les dieron a las invitadas para bailar cómodas llevaban etiquetas personalizadas por la novia. Como rincones especiales, destacan el lugar para colgar los tocados y el Candy Bar. Se nota que los novios pusieron muchísimo cariño y dedicación para crear estos espacios.
Uno de los momentos más especiales del día fue cuando la novia entregó los ramos. Las afortunadas fueron tres amigas y su hermana.
La empresa contratada para el Photocall fue Risbox. De la música de la fiesta se encargó MySound. Mercedes Pérez Photo fue la fotógrafa del evento. El vídeo de la boda fue realizado por Pilar Torres.
Para Clara es difícil escoger el momento más bonito del día: “Me quedaría con dos: cuando llegué al altar y mi padre me aparto el velo del rostro para darle mi mano a Alfredo; y cuando nos dijimos los votos, mirándonos, de memoria y con cortes en los que solo había silencio… lo pienso y se me ponen los pelos de punta”.
