Hoy, Elena nos cuenta su boda con Juan en Teruel, ¡espero que disfrutéis del relato! Al final, tenéis las las preciosas fotografías de la boda tomadas por Mónica Paredes.
Yo me llamo Elena y mi marido se llama Juan, él es de Monzón (Huesca) yo soy de Teruel. Nos conocimos en 2014 y poco después de ello comenzó nuestra historia de amor, teníamos amigos en común comenzamos a juntarnos y pronto descubrimos que entre nosotros había una química especial que no terminaba en una simple amistad.
En 2018, durante nuestro viaje a Nueva York, así, sin esperarlo, en la zona de Dumbo (con el puente de Brooklyn de fondo) me pidió matrimonio. Fue un momento muy muy especial en el que yo no me esperaba para nada que fuese a hincar rodilla anillo en mano.
En ese momento comenzó la organización de la boda. Fue un año precioso lleno de cosas que hacer, visitas, reuniones y compras, todo con mucha ilusión y cariño.
Nos casamos el 28 de septiembre de 2019 a las 12:30 horas en la iglesia de los franciscanos de Teruel.
Elegimos esa iglesia porque queríamos una boda religiosa y de entre todas las iglesias de Teruel era la que más nos gustaba. La puerta la decoró Flores Vázquez, con mucho eucalipto cajas en alturas y paniculata rosa y blanca. La iglesia no es nada recargada es de piedra súper antigua y consideramos que era lo que le pegaba.
Después celebramos el enlace en la Fonda de la Estación, situada en Puebla de Valverde un municipio a 20km de Teruel, donde tienes una zona de jardín y otra zona de comedor. De la organización se encargó Fondica Events.
El novio optó por un chaqué 3 piezas en color azul marino con chaleco de cuadros y corbata estampada en tonos azules. Fue obra de Toni Barcelo.
Yo buscaba un vestido que me hiciera sentir especial, así que empecé a visitar atelieres. Siempre he sido fan de Estela Garro, así que decidí ir a su taller, en Zaragoza. Desde el primer día, supe que sería ella quien haría mi vestido de novia. Estela creó para mi un vestido en crepé, muy ligero y fluido, con una larga cola comucho movimiento. Llevaba un cinturón de hojas bordadas, y la espalda era abierta, con ribetes de hojas bordadas a mano sobre un tul. Siempre he sido una apasionada de las mangas maxi, y fue un imprescindible en mi vestido. El resultado: un look sencillo que definía muy bien la silueta, y con una caída espectacular.
Elegí unos zapatos de Santino Shop de terciopelo rosa, con ribetes en tonos dorados. El ramo era de Bogaloo Vegetal, en tonos rosas y con mucho verde, con diferentes tipos de flores de tamaño grande que hacía efecto de flor recién cortada. En cuanto a joyas, llevé unos pendientes de oro blanco y piedra natural de cuarzo rosa que me regaló mi madre.
Mi tocado, de porcelana en tonos rosas y blancos, fue obra de Araceli Sancho.
Me peinó mi peluquera de toda la vida y, para el maquillaje, confié en Ester Mara.
No podría quedarme con un único momento del día de mi boda, ¡tengo tantos recuerdos bonitos!
Para mí, la entrada al jardín donde estaban nuestros invitados fue muy especial. También, destacaría cuando le entregue mi ramo a mi madre, o el momento del baile nupcial, en el que hicimos un mix de cuatro canciones que fue un éxito.
La verdad que fue un día mágico y súper especial, ¡lo volvería a repetir una y mil veces más!
