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María y Jorge: una romántica boda en Girona

Sigo a María desde hace un tiempo con mi cuenta personal, desde mucho antes de crear este blog. Creo que llegué a su perfil porque descubrí las acuarelas tan bonitas que pinta. Tras leer su blog personal, me enamoré de sus reflexiones sobre la vida, sobre su forma de entender las bodas y, en definitiva, de todo lo que escribe. Sin conocerla de nada, me pareció que es una persona muy especial, muy auténtica, sincera y sencilla. Le seguí la pista y, en cuanto supe de su boda, no dudé en contarle que le seguía desde hace tiempo y que publicar su boda me haría una ilusión muy especial.

Hoy, muy contenta, puedo presentaros este post: una boda de dos personas que se aman mucho y que han celebrado su enlace centrándose en lo esencial. Ellos son la prueba de que es posible tener una boda preciosa y elegante, aunque no tengas un presupuesto por las estrellas. Estoy segura de que a muchas de las personas que me leéis os pasará como a mí: os sentiréis muy identificados con esta pareja.

Como ya he comentado, soy muy fan de la forma en la que se expresa María, así que ella será quien explique parte de la historia.

“Para nosotros fue muy difícil tomar la decisión de casarnos. No teníamos ahorros, ni trabajo, ninguno de los dos. Al final decidimos encomendarnos a Juan Pablo II, porque le tenemos mucha devoción. En un mes los dos teníamos trabajo indefinido. Así que ya no había excusas.

Fue todo muy natural: lo hablamos, decidimos que sería en 2019, pero no lo contamos a nadie.

Nos fuimos a ver Cortal Gran en una escapada a Girona. Nos encantó y reservamos una fecha aleatoria. Después de eso, nos fuimos a la iglesia más cercana y reservamos fecha también. Fue todo muy fácil. Al cabo de tres meses, Jorge me pidió matrimonio en Cadaqués, dentro del mar.

Entonces, lo comunicamos a las familias y amigos. Hicimos una merienda-cena informal en el piso donde nos íbamos a mudar para que las familias se conocieran mejor. Jorge me entregó un anillo de pedida de sorpresa, y le pidió la mano a mi madre, medio en catalán medio en castellano. Fue precioso.

Desde que dimos el paso sabíamos que nosotros no podríamos permitirnos grandes lujos ni caprichos, pero eso hizo que preparáramos todo con mucho cariño y cabeza. Al final uno se casa para querer a alguien, no para montar una fiesta. Así que intentamos ser muy sencillos.

Dos días antes de la boda, las hermanas, cuñadas y primas de María le organizaron una despedida de soltera muy especial: llevaron a la novia a navegar y a conocer calas. Aunque fue un día lluvioso, no renunciaron a bañarse en el mar ni a disfrutar de un buen vino. “Ese día me regalaron una Virgencita (“la Virgen de la Alegría”). La tengo en nuestra habitación y cuando la miro me acuerdo mucho de todas ellas”.

María recuerda con mucho cariño la preboda: “Fue en un bar muy pequeño de Girona, el Lolas Café. Todos nuestros amigos estaban allí. Habían hecho el esfuerzo de pedirse un día de vacaciones (pues nos casamos un viernes) y hacer un viaje muy largo para estar con nosotros. Fue una noche en la que nos reímos mucho y bailamos como locos, ¡fue genial!”.

María, que es una artista en todos los sentidos, diseñó su propio vestido de novia. Sus pendientes y el anillo fueron de Aristocrazy.

“Me compré las alpargatas en el outlet de Castañer que tienen en Banyoles, la peineta de Suma Cruz la compré en un mercadillo que hacían de liquidación. La peluquería (Rissos, quienes también la maquillaron) era del tío de una amiga mía, y me hizo un precio super razonable y asequible”.

“Como bien cita la tradición catalana, el mejor amigo de Jorge, Gonzalo, vino a traerme el ramo de novia antes de la misa y me leyó un poema que escribió de su puño y letra”.

El novio, Jorge, de @musica_ilustrada, lució un traje de Silbon.

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El 30 de agosto de 2019, a las 18:00, María caminaba hacia el altar de la mano de su abuelo.

“Mi padre falleció hace unos años y mi abuelo materno fue quién me acompañó hasta al altar. Con sus 91 años aguantó como un señor, elegante y con una sonrisa. Me emociona mucho acordarme de ese momento”.

La iglesia escogida, Sant Martí d’Empúries, estaba decorada por Neus Fàbrega, quien también creó el ramo de la novia. La música de la ceremonia y de la fiesta la puso Discobert.

El enlace se celebró en Cortal Gran. Idilium Catering fue quien se encargó del convite. María y Jorge hicieron el seating plan, así como el diseño de las minutas y los meseros con motivos de películas.

“Sentíamos que nuestros invitados, después de haber hecho el esfuerzo de ir hasta Girona (muchos de ellos tardaban más de 7h en coche) quizás quedarían un poco decepcionados si no les regalábamos un detalle (¡todo el mundo regala alpargatas, lazos, pulseras o perfumes en las bodas!) y nos daba pena no “llegar” a eso. Así que decidimos escribir una nota de agradecimiento a cada invitado. Fue algo que nos llevó mucho trabajo (hice una acuarela de Girona y Madrid en un mismo paisaje), pero era sencillo y a la vez nos hacía pensar “¿por qué estoy invitando a esta persona a mi boda? ¿en qué ha sido importante en mi vida? ¿por qué le puedo dar las gracias?” y, al final, mereció muchísimo la pena”.

Además, para los invitados que iban a ser papás, Jorge y María regalaron unos sonajeros de Emecé Deco y, para todos, Jorge hizo unas pulseras.

La cena fue divertidísima, uno de los momentos que María recuerda con especial cariño fue: “Cuando hicimos el trenecito con todos los invitados durante la cena. Nos levantamos a bailar en mitad de la cena y todo el mundo nos siguió el rollo. Fue genial, parecía el mejor concierto de nuestra vida. Disfruté como nunca”.

Jorge le tenía preparada una sorpresa a María: le cantó “Dinamita”, de Sidecars y MClan y, después, “Por mi tripa” de Pereza. También, los primos de la novia prepararon un baile sorpresa que animó a todos los invitados.

Las fotografías son obra de Ingrid Ribas.

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Ese 2019 tan bonito y duro a la vez me hace ver la vida con otros ojos. A nosotros el no tener que centrarnos en cosas tan “superficiales” nos sirvió mucho para tener claro en todo momento que lo importante de casarte es hacerlo con cabeza, saber para qué te casa y con quién. Y lo demás, ¡está de más!”.

Acabo el post con esta frase de María, que sirve, no solo para la boda, sino para la vida: “No existe la mala o buena suerte, existe la actitud”.

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